Aunque los colegas de mi generación y yo mismo, nacidos en los últimos años de la pasada década de los setenta, somos la primera gente en vivir la democracia plena y desde el principio en España, crecimos en un país que cambiaba constantemente, creciendo exponencialmente en lo que se refiere a derechos sociales entre otros. Todavía en esa época usábamos monedas con el jeto del "Caudillo", y el mundo ahí fuera de nuestras fronteras estaba por descubrir por la mayoría. En nuestros libros de la escuela, un mapa de Europa dividido en dos colores: El del mundo conocido hasta cierto muro y después, una gran parte coloreada de rojo llamada "Países del Pacto de Varsovia".
Pasando por la pequeña ciudad de Kostrzyn, que tiene la frontera germano-polaca "pegada" a él (con sus tradicionales guardias riéndose de mi pasaporte por enésima vez... es que se vuelve pesado esto, eh?), he podido ver un antiguo memorial soviético y entonces toda la historia del primer párrafo me ha venido a la cabeza.
La visión de Polonia como un país ex-comunista, en vez de un nuevo miembro de la Unión Europea, me lleva a mis primeros tiempos, cuando incluso España era un trozo gris de un mapa bicolor. Supongo que si queremos cooperar no se debe olvidar el pasado, pero el deber de insistir en desarrollar una Unión libre de clichés como éste, tan pronto como podamos, se debe imponer.