Para el regente de la Corresponsalía Centroeuropea del ABC, la Polonia encaramada al candelero con sus elecciones ligadas al drama de Katyń no debería ser vista como Polonia "A" o Polonia "B". Una, la del espinazo doblado ante sus nuevos dueños, u otra, a la defensiva y ultramontana, son sin duda dos visiones demasiado simplonas.
En su artículo, Ramiro Villapadierna muestra respeto por el lugar que pisa. El Hotel "Bristol" de Varsovia, cuya foto de la estrella local Nina Andrycz bajando una escalera esboza duchampianas y poliédricas posibilidades de un país nacido, al menos a tenor de su historia y no sin razón, para sobrevivir a base de redaños y mala leche.
Escribir sobre el hecho de que un español se acerque a la realidad polaca con las gafas limpias y pulcro rigor intelectual no debería ser noticia, al menos, no tanto. Pero visto lo visto, toca hacer piña.