En 1939 vivían en Lublin cerca de ciento veinte mil habitantes, entre ellos unos cuarenta y cinco mil judíos. Durante la guerra, los alemanes asesinaron a los habitantes judíos y su barrio fue destruido. Prácticamente demolido.
Con los cambios que propiciaron a la caída del comunismo en Polonia en 1989, comenzó el proceso de recuperación de la Memoria por la sociedad polaca. Lublin fue también una de las muchas ciudades polacas, que tuvieron que enfrentarse a su pasado, olvidado con el paso de los años.
A comienzo de los años 90, en Puerta Grodzka tampoco se conocía la historia de los judíos de Lublin. No se era aún conscientes de que en el vasto espacio vacío, a un lado de la puerta, se esconde la memoria de los judíos de la ciudad. Nadie se dio cuenta de que la puerta conduce a un pueblo que no existe, una Atlántida de judíos. En el lugar donde años atrás habido casas, sinagogas y un entramado de calles, ahora es un gran estacionamiento, nuevas calles y jardines. Literal.
Gran parte de este terreno estaba cubierta con una capa de hormigón. Junto con los cimientos de los edificios antiguos judíos, se ocultaba la memoria de aquellos que una vez vivieron aquí. Es imposible entender la historia de Lublin sin esos asientos vacíos cerca de las puertas. Se convirtieron en el lugar natural para el ejercicio de las actividades artísticas del teatro de NN.
El Teatro NN (iniciales de “no name”, en inglés “sin nombre”), que ocupa la Puerta Grodzka, es una de las instituciones para la recuperación de la memoria que mejor ha sabido entender la naturaleza integradora de este trabajo. El patrimonio intangible de la ciudad ha quedado a buen resguardo. Si pasáis un día por Lublin, preguntad por la Puerta Grodka, observad el inmenso espacio vacío a vuestros piés y pensad que ahí hubo toda una parte de la ciudad que ha dejado de existir. ¿O no?
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