Liberados, pero no.

Han encontrado el cartel, y ahora todos sabemos que en enero del 2010 se celebrará el 65º aniversario de la liberación del campo nazi alemán de exterminio de Auschwitz sito junto a la localidad polaca de Oswięcim, que no es sino el topónimo polaco original, que sufrió la por entonces habitual germanización.

Creo poder entender un poco mejor la movida general que se nos presenta en esto del robo del cartel de Auschwitz ahora que se sabe que eran cuatro o cinco desgraciados que no tenían donde caerse muertos y que, al parecer, obraron espoleados en base a alguna recompensa prometida por "un coleccionista filonazi". No quiero decir que no me lo crea, es decir, que mi objetivo aquí no es decir que es un montaje absurdo (la entrada al campo uno, donde estaba el cartel, tiene un parking delante, sistemas de seguridad y el edificio anexo con cámaras, etc...) poco creíble, pero sí expresar que el objetivo me parece justo.

"Este hombre se ha vuelto loco" dirán. Pues no, no justifico robos ni el generar focos de noticia con gusto discutible, únicamente quiero resaltar que esta es una guerra a cuya enésima batalla asistimos pensando que estamos indignados, cuando lo cierto es la pelea que llevan las autoridades polacas por desligarse de lo que allí ocurrió. Aún hay quien piensa que los nazis de Auschwitz eran polacos, e incluso el abajo firmante ha visto cómo en los periódicos españoles se llamaba "el campo polaco de concentración" a algo que era alemán, nazi y en la Polonia ocupada, pero alemán.

Y la cosa no queda aquí ni mucho menos, porque se habla de "liberación". ¿Quién liberó Polonia? ¿Rusia? ¿Quién liberó el campo de concentración? ¿El ejército ruso? Aquí es donde entramos en materia altamente sensible y donde muy probablemente el robo del cartel de Auschwitz por nuestros ingenuos manguis tenga algo que ver, o no, ya digo que lo mío es escribir sobre España y Polonia y a eso me dispongo.

Con motivo del 20º aniversario de la caída del muro de Berlín, se emitieron por Televisión Española variados documentales que hablaban la época desde la II Guerra Mundial, pasando por la posguerra (testimonios de españoles que la vivieron e historiadores incluidos, etc.) hasta llegar a la Guerra Fría y la caída del Muro. Era imposible no hablar de Polonia, pues la contienda se libró allí de principio a fin, y fueron tantas las muertes y pérdidas materiales que aún hoy se notan, y vaya si se notan. El caso es que dí un respingo desde mi sofá al escuchar: "La Guerra en Polonia se acabó con la liberación por parte del ejército ruso de aquel país". "¡¡¿Como, pero se han vuelto locos en TVE?!!

Que se diga bien alto de una vez y para siempre:

1. Rusia esperó a que Alemania le hiciera el trabajo sucio en Polonia, exactamente como hicieron en el sitio de su capital, Varsovia, que cuando los polacos cruzaban el Vístula para aprovisionarse de comida y armas para luego volver al sitio eran apresados por los rusos, esperando a que las tropas alemanas que estaban al otro lado acabasen de destruirlo todo.

2. Auschwitz no fue liberado, fueron los alemanes quienes huyeron ante la llegada del ejército rojo, de acuerdo que a los prisioneros los asistieron los rusos (con cámaras delante), pero nunca sabremos si los rusos se hubieran sentado a fumarse un puro mientras los alemanes acababan de dinamitar el campo como así intentaron hacer. Ejemplos como la masacre de Katyń, donde se asesinaron a más de 22.000 soldados y oficiales polacos para echarles las culpas a los alemanes (no lo admitieron hasta que la autoimpuesta glasnost de Gorbachev no tuvo otro remedio que aceptarlo) invitan a pensar sobre lo que habría podido suceder.

3. Polonia nunca fue liberada, sino que a la guerra le sucedió una dictadura socialista de cuarenta años que la esquilmó como hacía Rusia con todos sus países satélites. Y sí, acabó con las acciones de ciudadanos como Lech Wałesa o el Papa Karol Wojtiła, la caída del muro y todo lo demás, pero no hubiese sido posible sin una Rusia decrépita y corrupta.

De modo que aunque no apruebo los medios, sí lo hago con llamar la atención sobre lo que hay que tener un especial mimo y rigurosidad. Enero está a la vuelta de la esquina, ¡a ver qué nos depara el nuevo año!

El cartel de Auschwitz
es patrimonio de todos

Ignorante yo, de que el antiguo campo nazi alemán de exterminio estaba relativamente tan cerca de Cracovia, no lo dudé ni por un instante y fui a verlo. No podía creer que aquello siguiera en su sitio y nadie lo hubiese volado por puro ataque de escrúpulos. Alguien me explicó que por ese motivo precisamente no lo habían desmantelado, era demasiado salvaje, frío y concluyente como para borrarlo del mapa.

Esa madrugada de febrero del año 2000 empecé a comprender mucho de la idiosincrasia polaca. De no haberlo hecho hubiese demostrado ser tan imbécil como en otras muchas ocasiones donde no supe llegar al fondo de la cuestión, caso que en ésta se revelaba demasiado obvia y terrenal como para no tenerla en cuenta, el hombre es el lobo del hombre.

He viajado allí muchas más veces, siempre acompañando a otros, y he seguido aprendiendo de sus reacciones, de sus silencios -el que no conozca Auschwitz, que sepa que el silencio es la nota predominante- y reflexiones. Habiéndome sacudido los clichés que cada parte interesada impone sobre el campo, por muy ciertos que sean, he logrado ver aquel inmenso terreno en libertad y respeto, y por la experiencia de mis repetidas visitas sólo puedo decir que ojalá los viajes de estudios de mi país tuvieran visita obligada Auschwitz, y cuando más jóvenes, mucho mejor.

Así formaríamos a muchos imbéciles como yo por la vía rápida, poniéndoles de frente a los hornos de cremación de Birkenau diciéndoles .-"Mira, a esto lo llamaban la solución final" para que de una vez por todas se dieran cuenta de que no se hace justicia desenterrando fusilados o reviviendo épicas batallas pasadas, sino educando a los nuestros en la paz.

Auschtwitz es patrimonio de todos, y debe de ser visto como el mejor ejemplo del peor resultado de la exaltación y gloria de banderas, naciones y creencias. Su cartel de "el trabajo te hace libre" y su robo más bien parece un intrincado programa de márquetin. Que lo han robado ya se vé, pero... ¿quién? Por lo que a mi respecta seguiré yendo cuando toque, con o sin cartel, y si es sólo mucho mejor.


P.D.: Me llamo imbécil y conmigo a otros muchos como muestra de cariño. Si bien, sobre eso escribiré otro día.
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