La pasta es muy gansa


Con el verano el Rynek se llena de cosas caras así como de un amplio rosario en distinto calibre de cocción. Los que han vuelto de sus vacaciones en España lucen escotazo, colleja y pantorrillas en un grado tirando al muy hecho vuelta y vuelta. Los que no, hacen cola en la agencia junto a la Uni. Hacer colas, les apasiona hacer colas.

Y yo aquí, esperando una reunión para conseguir pasta para el último proyecto. Son curiosas las empresas culturales ¿No se supone que somos la pera con balcones a la calle? ¿No es que por trabajar en el rollete de la capitales europeas de su prima hermana cultural te llueve la pasta por doquier? Aunque en teoría esto pudiera parecer que sí, resulta que no porque esta pasta, la de la cultura, es muy gansa. Y eso es así porque no hay que olvidarse de ellos…

En un contexto cultural dominado, las riendas de la cultura y el arte las llevan ellos… estés donde diablos estés.

Los intermediarios, especuladores, codiciosos. Ellos. Por ellos, a través de ellos, todo con ellos y para ellos.
Subo las escaleras de un edificio de antes de la guerra. Señoriales. Oficina remozada, paredes con pósters de cosas importantes. Pase a la sala salmón Sr… Me llamo Javier. A-há, muy bien, pase a la sala salmón Sr… Sí, Javier, no se moleste que ya voy solo.

Hora y media después salgo bastante cansado. Además de intermediarios, resulta que también son diplomáticos y chico, si eso nos vamos a correos, os pego un sello a cada uno en la frente y ya os pueden enviar a la puta mierda.

Ya perdonaréis.

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